El Gobierno de Raúl Castro estudia flexibilizar su política migratoria y permitir que los cubanos viajen al extranjero en calidad de turistas, algo hasta ahora condicionado a la obtención de un "permiso de salida" de las autoridades. La medida, todavía en fase de proyecto, está contenida en la versión final de los llamados Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, documento aprobado por el VI Congreso del Partido Comunista que contiene las reformas que se introducirán en Cuba para "actualizar" el modelo socialista, y que incluyen, entre otras novedades, la liberalización de la venta de casas y coches.
Lo que sí es novedoso es que por primera vez en cincuenta años la inquietud, por muy etérea que sea, aparezca plasmada en un documento oficial. Ya en 2008, nada más asumir la presidencia Raúl Castro, el Gobierno cubano estudió eliminar el permiso de salida, pero finalmente la flexibilización migratoria no salió adelante.
La versión final de los lineamientos incluye la autorización para la compraventa de vehículos y de casas, así como la flexibilización de las "formas de transmisión de la propiedad (permuta, donación y otras. También se establece que los bancos estatales podrán conceder créditos a los nuevos trabajadores por cuenta propia, y que se estimulará la creación de cooperativas y agrupaciones de cooperativas en el sector de los servicios.
La Habana fue escenario de la segunda ronda de conversaciones migratorias Cuba-Estados Unidos de la era Obama. Los encuentros entre ambos países para hablar sobre temas migratorios. El objetivo del encuentro fue pasar revista a los acuerdos migratorios de 1994 y 1995, firmados por ambos países a raíz de la 'crisis de las balsas'. Como parte de la agenda, se trató la propuesta cubana de negociar un nuevo acuerdo migratorio y establecer formas de cooperación para luchar contra el tráfico de personas.
El convenio vigente establece la obligación de EEUU de conceder un mínimo de 20.000 visados anuales a inmigrantes cubanos, así como de repatriar a los balseros interceptados en alta mar. Cuba, por su parte, se compromete a tomar medidas para impedir las salidas ilegales.
En los últimos meses la administración Obama ha incrementado la concesión de permisos a artistas cubanos para que se presenten en Estados Unidos, así como viabilizado las visitas de académicos de la isla y los viajes a Cuba de estudiantes estadounidenses.
Obama ha adelantado a diversos líderes del Congreso su intención de permitir que personal docente e investigador y que grupos religiosos, deportivos y culturales viajen con más facilidad a Cuba, revirtiendo una serie de duras medidas migratorias impuestas por su predecesor. Las relaciones de EE UU con el Gobierno de los hermanos Castro durante la presidencia de George W. Bush se caracterizaron por una serie de encontronazos, fomentados en parte por el decidido apoyo de Washington a la disidencia prodemocrática en la isla.
Obama permitió que personas de hasta tercer grado de consanguinidad, como primos segundos, viajen a la isla tantas veces y por tantos días como deseen y que lleven con ellos hasta 3.000 dólares.
El único senador hispano en el Capitolio, el cubano americano y demócrata por Nueva Jersey Robert Menéndez, ha dicho en un comunicado: "Este no es el tiempo adecuado para reducir la presión sobre el régimen de Castro. Facilitar los viajes y el envío de dinero le ofrecerá al régimen una inyección de dinero que necesita para extender el reinado de opresión y violación de los derechos humanos de los Castro".
EL PAIS. 10/05/2011
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